Cuando Jessica me dijo que quería una tarta para Esther de los Tres Cerditos, enseguida visualicé un cuento, y así lo plasmé. Aunque era la primera vez que torneaba un bizcocho para un libro, resultó no ser difícil y quedé contenta con el resultado. Desde aquí sigo reivindicando los clásicos, ¡que no se pierdan!
No hay comentarios:
Publicar un comentario